Ese mismo 2004, la familia Landi, confía al artista una videocarta enviada por Manuel, el esposo y padre que para entonces, llevaba ya un par de años viviendo en Nueva York. Con este material Juan Pablo crea el ensayo documental “Un recuerdo de Manuel”. Había comenzado lo que sería un largo compromiso con la reflexión sobre la memoria, el registro, el tiempo, el procomún, la comunicación, la transnacionalización de las relaciones humanas y la tecnología como mediador de estos procesos, tanto en su dimensión práctica cuanto en su dimensión poética.

Un recuerdo de Manuel, se presentó acompañado de una serie de fotopostales impresas como gigantografías y álbumes familiares (álbumes abiertos), en una muestra llamada Rastros y Rostros de la Migración, en 2004. Sería la primera de varias proyecciones de este trabajo que marca su recorrido, principalmente, por el territorio del cine documental y experimental, y aún en el del videoarte, apareciendo en festivales especializados, eventos académicos y alguna muestra, antes de convertirse en el origen de una propuesta que hoy sigue en su proceso de trabajo, la película documental Videocartas Abiertas.
Ordóñez quien para entonces (2005) había participado ya en una serie de experimentos en colaboración con otros artistas, conforma el colectivo Ñukanchik People, del que participa desde entonces y hasta el momento, junto con Melina Wazhima, quien suma a este colectivo desde su formación cinematográfica y su ligazón con temas sociales y políticos.
Allí, en el seno del colectivo, surge la propuesta de la creación de un archivo de videocartas, el AMAME (Archivo de la Memoria Audiovisual de la Migración Ecuatoriana) apelando a la evidente importancia histórica que el conjunto de este material tiene a nivel universal, pero muy particularmente como testimonio de la conformación del Ecuador contemporáneo, aportando otra visión, una de primera mano, en el análisis de la experiencia migrante; la memoria de las otras historias.
Para el 2008, después de un largo periodo de investigación y determinación de metodologías a seguirse en este proyecto, la idea del archivo comienza a materializarse.
Ya en el 2009, el AMAME nace alimentado por videocartas recogidas en seis provincias del Ecuador, con orígenes tan diversos como Philadelphia, Alicante, Génova, Berlín, Tres Marías o Belgrado; una gran variedad de formatos de grabación en vídeo, y aún en cine; algunas de ellas con casi 40 años de antigüedad. En el AMAME encontramos cerca de 300 horas de vídeos catalogados, fechados entre 1976 y 2011, propiedad de algo más de 70 familias depositantes, y que transitan libremente entre temas, formas y particularidades, unificadas solamente por ese deseo, pulsión de la acción, de romper la distancia.
Pronto, muy pronto, el AMAME demostraría su potencial al convertirse en material de investigación de artistas, cientistas sociales y de la cultura, a pesar de las aún difíciles condiciones tecnológicas de acceso. Una tesis de postgrado en estudios de la cultura basaría su análisis en un grupo de videocartas; también así una obra de danza, un ensayo sobre archivo contemporáneo, proyectos documentales, proyectos artísticos que han planteado a la videocarta como actividad a la que convocar (Brasil y EE.UU), o aquellos en los que Juan Pablo Ordóñez sigue en la búsqueda: Videocartas Abiertas (éste dentro de Ñukanchik People), Prolongaciones y Déjà Vu, acción que evoluciona y se transforma en cada nueva re-edición.
Una de las preocupaciones permanentes detrás del AMAME ha sido la reflexión sobre el papel del estado en el reconocimiento y protección de la memoria colectiva. Así, desde Ñukanchik People, se inició una búsqueda y gestión con el estado ecuatoriano exhortando a que éste se vuelva depositario y gestor del archivo una vez creado. Para el AMAME, esta gestión implicó, sobre todo, una investigación para aportar a esas reflexiones que de inicio se habían planteado sobre el espacio público y su administrador, el estado, en su relación con proyectos como éste, y en general, en sus políticas de patrimonio, memoria, movilidad humana, cultura.
De momento el AMAME se mantiene vivo y activo bajo la dirección y producción de Ñukanchik People, que persigue la gestión de su información, el diseño e implementación de una plataforma tecnológica que optimice la investigación y gestión, en el presente y a futuro, del AMAME y su patrimonio. Por otro lado activa modelos alternativos de gestión de sus procesos; cooperando con iniciativas de investigación, que permiten integrarse al proyecto a estudiantes universitarios o investigadores en distintos lugares del mundo.
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